29 septiembre, 2012

La ley de la Claridad de Quebec


Ahora que tanto se habla de independencia, referendums, autodeterminación, etc.. merece la pena recordar el ejemplo de Canada y Quebec, y la famosa Ley de Claridad, que puso las bases para una consulta democrática y aceptable por todas las partes.
Sus puntos básicos son los siguientes:
- Una pregunta clara y comprensible. Algo como "¿Quiere usted que la Comunidad Autónoma de xxx se independice a todos los efectos del resto de España?". No valen preguntan ambiguas, que se rechazarían, como la del último referéndum quebequés: “¿Aceptaría usted que Quebec sea soberano tras haber ofrecido formalmente a Canadá una nueva asociación económica y política en el marco de la Ley sobre el Futuro de Quebec y el acuerdo del 12 de junio de 1995?”. No se permitirá preguntar por la "autodeterminación". Si quieren la independencia, que pregunten por la independencia.
- Una mayoría suficiente de votantes y de votos válidos emitidos. No vale un porcentaje como el de las consultas populares celebradas en Cataluña. En algunas ciudades votó un 5% de lo que establecieron como censo, incluyendo a emigrantes y menores de edad. Los porcentajes se marcarán por las Cortes, pero deberían ser una participación en torno al 65% del censo y un voto favorable en torno al 65% de los emitidos. Algo así como la mayoría cualificada necesaria para modificar una Ley Orgánica. El censo debería incluir a todos los naturales del territorio secesionista que hayan huido de él por el terrorismo y quieran empadronarse para poder votar.
- Las minorías o los territorios que no quieran independizarse pueden votar para permanecer en España. Suponiendo que la pregunta es clara y los porcentajes pedidos dan un resultado global de independencia de un territorio, las partes de ese territorio que no quieran irse han de poder quedarse, mediante otra votación. Por ejemplo, Álava o Iparralde deben tener todos los medios a su alcance para decir si quieren permanecer en España o en Francia, en el supuesto de que se haya celebrado una votación para la independencia de España y Francia de los siete territorios históricos de Euskal Herría.
- La votación no se repite. No vale, como llegó a proponer algún político nacionalista, repetir la consulta cada cinco años, hasta que salga el sí. En todo caso, los independentistas eligen cuándo la quieren realizar, cuándo es el momento más adecuado para sus fines. Pero no se repite si sale que no. Al menos, en 25 años.
Parece a priori un planteamiento comprensible y democrático. ¿Serán los políticos (unos y otros) capaces de aceptarlo como modelo, en vez de imposiciones y rupturas? En los próximos meses lo veremos.